El gueto de los sin casta era un grupo de casas de barro amontonadas en dos hileras a la sombra de la ciudad y el acantonamiento, pero fuera de los límites de ambos y separadas de ellos. Vivían allí basureros, guarnicioneros, lavanderas, barberos, aguadores, jardineros y otros intocables de la sociedad hindú. Cerca del camino corrían las aguas en otro tiempo cristalinas de un arroyo, sucio ahora por las inmundicias de las letrinas públicas que había en sus alrededores, por el olor al cuero de los cadáveres de los animales que se secaban en sus riberas, por el estiércol de burro, oveja, caballo, vaca y búfalo amontonado para fabricar tortas combustibles, y por el vapor punzante, opresivo y acre que emanaban de las márgenes. La ausencia de alcantarillado había convertido el barrio, tras varias estaciones de lluvias, en una ciénaga que desprendía un hedor insoportable. Los terraplenes de deshechos animales y humanos que rodeaban el pequeño gueto, junto con la fealdad, miseria y sufrimiento de su interior, lo convertían en un lugar poco agradable para vivir.
Así comienza El intocable, novela publicada en 1935 por el escritor indio Mulk Raj Anand, en la que denuncia la insopotable marginación que sufrían y sufren los dalit, los intocables, los últimos en la milenaria jerarquización de las castas impuesto por el hinduismo. Su protagonista, Bakha, vive prisionero, como tantos miles de intocables, de un injusto sistema de exclusión social que le condena a los trabajos más humillantes y a la miseria. Bakha encuentra en Gandhi y en su mensaje una nueva esperanza.
Como complemento de El intocable es muy recomendable el libro ilustrado Bhimayana, publicado por Sexto Piso.
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