miércoles, 21 de octubre de 2015

El guardián entre el centeno

Desde su publicación en 1951, El guardián entre el centeno no ha dejado de cautivar a miles de lectores en todo el mundo y es, sin duda, uno de los libros más editados, traducidos y leídos del siglo XX. Y uno de los más polémicos, pues hay quien lo juzga una indiscutible obra maestra, mientras que otros lo consideran una lectura nociva. Una leyenda esta acrecentada por la fascinación que el libro ejerció sobre criminales famosos, como Lee Harvey Oswald o Mark David Chapman, el asesino de John Lennon. Pero nadie puede negar la fuerza absorbente de la novela. La pequeña odisea de su protagonista, Holden Caulfield, comienza cuando, un sábado por la noche, abandona el colegio del que le han expulsado y se marcha a Nueva York, pocos días antes de que comiencen las vacaciones de Navidad. Con algo de dinero ahorrado, cuenta con vivir durante unos cuantos días antes de tener que volver a casa y enfrentarse con el enfado de sus padres. En su peregrinaje se encuentra y habla con extraños (la madre de un compañero de estudios, taxistas camareros, una prostituta, dos monjas...) o busca la compañía de antiguos conocidos y amigos. Y siempre con el mismo resultado: la decepción. Holden Caulfield sufre una profunda decepción por el mundo de los adultos, en el que no quiere entrar. Novela de aprendizaje, El guardián entre el centeno describe el rito de paso, el viaje iniciático con que el adolescente Holden Caulfield abandona el mundo de la infancia.

Jerome David Salinger (1919-2010) es mundialmente conocido por su novela El guardián entre el centeno, publicada en 1951. Este libro, uno de los más vendidos y leídos de la literatura contemporánea, se convirtió pronto en una obra de culto. Le siguieron Nueve cuentos, Franny & Zooey  y Levantad, carpinteros, la viga del tejado / Seymour: una introducción, con los que fue dando forma al universo literario de la familia Glass. A partir de 1963, no volvió a publicar ningún otro libro y se esforzó en llevar una vida alejada de todo tipo de presencia pública, especialmente evitando que se reprodujeran fotografías suyas. Su participación en el desembarco de Normandía y su labor como agente de inteligencia en la indentificación de criminales de guerra  nazi, marcaron profudamente su personalidad.


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